La radio empezó a tomar en cuenta otros temas de actualidad que no fueran casi exclusivamente de música: Así, Maribel Álvarez y Miguel Arguinbau decidieron realizar el primer programa feminista de la radio en Barcelona, Punto y Aparte.
En aquel momento Lidia Falcón dirigía la revista Vindicación Feminista y un día al mes una redactora de dicha revista nos anticipaba temas, entrevistas, noticias…

Falcón fue unas de las pioneras del feminismo en España. La consistencia de sus argumentos  sobre la situación de la mujer mantienen toda la seriedad, el rigor y la actualidad. Sus tesis son motivo de discusión en las reuniones universitarias.

En este sentido, Maribel fue víctima de la situación política represora del momento que impedía un desarrollo más profundo de los temas relacionados con la mujer. Gracias a la profesionalidad de Lidia Falcón, Maribel Álvarez fue una de las primeras mujeres en España en conseguir la patria potestad de sus hijos. Y, aunque severamente juzgada por esta libre decisión, Maribel Álvarez continuó con su desafío ante una sociedad todavía muy conservadora. Ni siquiera ella, económicamente independiente, pudo abrir una cuenta bancaria o comprar una lavadora a plazos sin la firma de su cónyuge.

Una de las anécdotas más significativas sobre esta falta libertad de las mujeres fue cuando Maribel quiso alquilar un piso para ella y sus tres hijos. En el momento en el que indicaba su estado civil, la miraban como si hubiera nombrando al demonio: ¡Separada!. Y la despedían con rapidez. Hasta que argumentó que su marido trabajaba en Alemania y ella preparaba su regreso a Barcelona. Era el año 1966.

Maribel comenta que vivir en la poca libertad de la que se disponía entonces era una lucha terrible, cansada y llena de frustraciones. Se necesitaba una dosis muy alta de valor y energía para hacer frente a las continuas censuras ocasionadas por mantener un criterio propio.

En Punto y Aparte era difícil elegir temas porque resultaban conflictivos al plantearlos desde la óptica feminista. A pesar de ello, el director Surroca apostaba por este progresismo y, en más de una ocasión, cambió el horario o dejó de emitir la cuña publicitaria para evitar al enemigo censor. Por el programa pasaron muchas mujeres de asociaciones, periodistas, profesoras de Rosa Sensat, víctimas de malos tratos que proporcionaron al programa la visión de una realidad que solo 4 locas mostraban. Así las llamaban con desprecio — Son cuatro locas….

Se hablaba de temas para los cuales la sociedad oficial cerraba los ojos o los negaba. Era difícil encontrar testigos y víctimas que tuvieran el coraje de denunciar. Siempre se encontraba a las mujeres culpables, incluso con señales de agresión, la coletilla de “algo habrá hecho” se oía en cualquier lugar. La mujer se retenía de denunciar por la vergüenza a la que se le sometía. Siempre era la sospechosa.

A medida de que aumentaba la tolerancia para plantear ciertos temas, el programa fue adquiriendo tonos un poco subidos. Radio Juventud no perdió su aire moderno, además de empezar a introducir cuestiones de mayor actualidad. Maribel vivió una época en la que pudo desarrollar profesionalmente casi de todo y ella habla de lo mucho que disfrutó en ese tiempo.

Odette Pinto fue colaboradora de Radio Juventud que con su programa Las tardes de Odette resultó precursora de los programas del corazón y consiguió gran audiencia entre las mujeres. Presentaba un espacio de invitados al que acudía con cierta frecuencia el actor Gabriel Agustí. Allí conoció a Maribel Álvarez y desde entonces (año 73) llevan una relación de pareja que conservan gracias a un sistema de vida poco convencional. Gabriel Agustí trabajó con los mejores directores de teatro y fue compañero de maravillosos actores de la época.